Chile, sobre todo Santiago, es un
sitio estupendo para carretear, es decir, para salir de fiesta. La vida
nocturna es muy animada y la juventud tiene ganas de fiesta. Es verdad que los
chilenos son serios, discretos y en muchos sentidos familiares, pero también
les gusta salir a divertirse. Los restaurantes y bares de copas en Santiago
suelen estar muy concurridos incluso los días centrales de la semana. El
domingo, sin embargo, es un desierto. Es el día para la familia, por lo que es
mejor no hacer muchos planes.

Bellavista es el barrio más
famoso para ir de carrete, aunque en Providencia, Centro, Vitacura, Brasil o
las Condes también hay zonas animadas. La fiesta, como en España, comienza tarde,
a eso de las once de la noche y se extiende hasta las tres o cuatro de la
madrugada. Es posible, no obstante, extender la noche si se acude a algún after o discoteca. Si a eso le añades
que Santiago suele ser punto en el que actúan las mejores bandas
internacionales de pop y rock, la cosa pinta muy bien en lo de divertirse.

Una cosa interesante de Santiago
es la gran profusión de pequeños grupos musicales. Es, por tanto, frecuente
encontrar locales donde se toca música en directo. En los locales se pueden
escuchar todos los estilos de música y no suele haber graves problemas de
seguridad. Como es natural, siempre puede estallar alguna pelea, pero la noche
es tranquila y en líneas generales no hay mayor problema en salir por ahí y
tomar unos tragos.

También he de decir que yo salía de
fiesta, pero no tanto como cabría imaginar. La edad no perdona y si uno quiere
visitar el país de día no puede dedicarse a festejar sin pausa durante la
noche. Además, ya no soy tan joven y en ciertos ambientes tampoco me sentía
demasiado a gusto. Pero no lo voy a negar, disfruté la noche santiaguina.