Compré el libro de Julio Embid Hijos del hormigón. ¿Cómo vivimos en la
periferia sur de Madrid
? (Barcelona: Ediciones La Lluvia, 2016) el otro día
en una visita a la Casa del Libro (he de reconocer lo enfermizo de mis visitas
a las librerías, a esta y a otras). Lo he leído con simpatía, pues me he criado y aún vivo en un
pueblo del sur de Madrid. Y, la verdad, me ha dejado un cierto regusto
agridulce. El libro no está mal, pero podría haber sido mucho más de lo que
finalmente es.

Vamos por partes. Julio Embid,
dice la solapa del libro, es licenciado en Ciencias Políticas y en Periodismo.
Profesionalmente se ha formado en la Fundación Alternativas. Estos datos no
tienen mayor importancia y no pretendo utilizarlos para criticarle. Parece
alguien bien formado e implicado con su sociedad. Sin embargo, nos ayudarán a
entender algunos de los rasgos menos logrados, a mi juicio, de este breve
ensayo.

Embid, creo, es más politólogo
que periodista. El libro, en muchas partes, tiene un cierto regusto a informe
de la Fundación Alternativas. El uso de negritas para resaltar lo importante,
la insistencia en los gráficos y datos y un cierto aroma impersonal en su
comentario se encuentran por doquier. Esto podría tener sentido en un trabajo
académico, pero no parece el caso. Se trata más bien de un ensayo, en algunas
partes abiertamente militante.

El periodista, sin embargo, no
hace acto de presencia. Un ejemplo, en un momento habla de la proliferación de
los negocios de la “miseria ajena” (casas de apuesta o de empeños) y realiza un
recuento de los mismos en diferentes calles de Madrid. Lo curioso es que no
entrevista a ninguno de los propietarios o usuarios de esos negocios, o al
menos eso no aparece en el libro.

Este es uno de los problemas más
importantes del libro. Se presentan datos objetivos junto a opiniones del
autor, pero no se da voz a los habitantes de la periferia. Un periodista lo
hubiese hecho. Las historias han de tener aliento vital y el libro a veces
suena un poco hueco. Es como si un
agente externo explicase como viven los “pobres del sur”, pero sin dejar hablar
a esos mismos pobres.

Todos estos problemas pueden deberse
al intento de emular, como reconoce Embid en la propia introducción, a Owen
Jones en Chavs (reseñado en este
mismo blog). La cosa no funciona tan bien aquí. Jones enlaza todo en un relato
más coherente.

Con esto, sin embargo, no
pretendo demoler el libro. Tiene sus méritos y lo he leído con agrado. De hecho, recomiendo su lectura.
Proporciona una cierta fotografía, tal vez un poco distante, de la vida en los muchas
veces olvidados barrios del sur de Madrid. Recuerdo que hace un tiempo estaba
viendo en televisión uno de esos programas de recuerdos, en este caso dedicado
a la música Heavy. Salía una entrevista con el famoso grupo madrileño Leño (formado,
como curiosidad, por un madrileño de Carabanchel y dos catalanes). Al
preguntarle el entrevistador por la famosa “movida madrileña”, uno de los componentes
contestó algo así: bueno, esa gente vive “otro” Madrid, “otra” ciudad, no la “nuestra”.