La verdad es que Branko Milanovic es uno de los economistas
más interesantes que uno puede leer en la actualidad. En su último libro Desigualdad mundial (México, FCE, 2017)
sigue trabajando en el análisis de la desigualdad de ingresos. Como el título
nos indica, se pregunta sobre las consecuencias de la globalización en la desigualdad
mundial de ingresos. Para ello utiliza los datos disponibles obtenidos de las
encuestas sobre hogares, mucho más fiables en su opinión que los datos
disponibles procedentes de las autoridades fiscales. El periodo comprendido es
desde el año 1988 hasta la actualidad, en lo que llama “alta globalización” o
lo que yo llamaría simplemente globalización.

El libro comienza con su famosa gráfica del
elefante
, en la cual se refleja el incremento relativo del ingreso per cápita en el periodo
comprendido entre 1988 y 2008. Con dicha gráfica se muestra que los ganadores
de la globalización han sido, por un lado, las clases medias de los países
emergentes (no obstante, relativamente pobres en términos absolutos comparadas
con la de los países ricos); y, por otro lado, las clases más pudientes, el
famoso 1%, de los países más ricos. Los perdedores, en el otro extremo, serían
las clases trabajadoras y medias de los países más ricos. Estas siguen siendo
mucho más ricas que las clases medias de los países pobres; sin embargo, sus
ingresos se encuentran estancados, mientras que las últimas ven aumentar los suyos. En términos psicológicos es algo clave, porque las personas suelen
valorarse en relación a su entorno vivencial inmediato, no frente a las
personas muy alejadas geográfica o culturalmente (por eso, por ejemplo, no
empatizamos tanto con los atentados terroristas ocurridos en oriente medio y si
lo hacemos con los que ocurren en nuestro país o en países vecinos). En todo
caso, las clases trabajadoras y medias se saben y se sienten perdedoras en el
reparto de la economía globalizada.

En el segundo capítulo analiza la desigualdad en el interior
de las naciones, utilizando la idea de los “ciclos de Kuznets”, y el tercero
las desigualdades entre naciones. Dejo que el lector valore la bondad de los
análisis de Milanovic, que no obstante se encuentran fundamentados en los datos
disponibles y se presentan y defienden de una forma elegante y convincente. En
todo caso, en estos capítulos retoman muchas de las preocupaciones que el autor
había incluido en libros anteriores.

Donde quizá se encuentre lo más interesante es en los dos
últimos capítulos, en los cuales trata de describir cómo evolucionará la
desigualdad de ingresos a nivel mundial utilizando las teorías expuestas en los
dos capítulos anteriores. Es la parte más especulativa del libro, lo que
reconoce el propio autor, pero quizá por eso es la más interesante. Discute
también las consecuencias de la desigualdad global para el capitalismo y la
democracia.

Una nota final. Milanovic me recuerda mucho a Polanyi en el
uso de la economía para explicar sucesos históricos. Lo hace con solvencia. Sin
embargo, no cita a Polanyi. No sé el motivo, pero creo que ambos autores se
retroalimentan. De hecho, su visión de la integración económica mundial como un
proceso con ganadores y perdedores, por una parte, y la descripción de las
externalidades negativas de ese proceso, por otra, es similar. Además, el
concepto de “incrustación” de la economía en el resto de las esferas de la vida
social también está presente, aunque sin nombrarlo. En resumen, un libro
estupendo.