El tema de las élites siempre ha
interesado a la sociología. El sociólogo Rubén Juste presenta ahora el libro IBEX35. Una historia herética del poder en
España
(Capitán Swing, Madrid, 2017), en el cual analiza sobre todo los
vínculos entre el poder político y los propietarios y gestores de las mayores
empresas del país que cotizan en bolsa. Y el libro es lo que promete el título,
al menos en parte, pues realiza una narración pormenorizada de los vínculos
entre el poder político y las grandes empresas, llena de nombres propios. A
veces, he de confesar, tanto nombre marea un tanto.

En lo que no estoy tan de acuerdo
es en lo de herético, pues parece que nos esté descubriendo algo nuevo. Las
relaciones entre el poder político y económico han sido estudiadas antes y no
parece que haya nada fuera de lo normal en hacerlo. Las “puertas giratorias” y
las “tramas” y “castas” varias no son nuevas. Lo que es verdad, sin embargo, es
que tal vez, presos de nuestra riqueza, pudimos dedicar nuestro tiempo a una
agenda postmoderna y olvidamos la economía política. En todo caso, hay obras
que con otras perspectivas han tratado estos temas.

Recuerdo ahora, por ejemplo, un
libro de Ramón Tijeras Las sagas del
poder
(Plaza y Janés, Barcelona, 1998). Lo leí hace
muchos años. Hoy, curiosamente, su autor es compañero en el Departamento donde trabajo. En
todo caso, lo recuerdo mucho más legible. Se nota que Tijeras es periodista y
Juste sociólogo. Por lo que sea, no podemos evitar la prosa densa.

En todo caso, el libro de Juste
resulta interesante como narración. Me hubiese gustado más análisis. Se centra
durante toda la obra en el narrare factum y hay poco análisis. Al final, en el
epílogo, se anima a ello, pero sin demasiada profundidad. Quedan, a mi modo de
ver, preguntas sin contestar. ¿Son las puertas giratorias propias de nuestro
país? ¿Ocurren en otros lares? ¿Es el modo habitual en el cual funciona el
capitalismo o es una nuestra de un “capitalismo castizo”? ¿Las élites funcionan
de un modo distinto al resto de la gente? Es decir, ¿las redes clientelares van
más allá de la cúspide y son propias del tejido social de nuestro país? En fin,
las preguntas más interesantes parecen quedarse en el tintero.

Con esto no pretendo negar el
valor de la obra de Rubén Juste. Lo tiene, y mucho. Siempre es necesario fotografiar
la realidad. Pero como sociólogo me gusta ir más allá de la instantánea y ver
las relaciones de lo visible con lo subterráneo. Aventuro que habrá una
segunda obra donde tratará estos temas. Esperaré y la leeré con interés.