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Vettonia obliga

Sobre el blog

En este blog quiero recoger algunas de mis lecturas, pasajes de mi vida académica y de mis viajes, así como ideas sobre la cultura y la sociedad actual.

Isla de Pascua (y V)

Viajes Posted on Fri, October 14, 2016 19:51

La última
noche fuimos a ver un espectáculo de danzas y cantos tradicionales. El
espectáculo, pese a estar orientado al turista, tenía mucha fuerza y resultó
interesante de principio a fin. Esa noche había, además, una fiesta en el local
para los participantes en el campeonato sudamericano de canotaje, que se
desarrollaba esos días en Rapa Nui. Se encontraba allí el millonario chileno
Leonardo Farkas. Todos degustaban una “res al palo”, es decir, una vaca abierta
en canal y asada entera, acompañada de abundantes bebidas. La noche, pese a mis
recelos iniciales, resultó interesante y divertida.

El tal
Farkas, del que cuentan gran cantidad de anécdotas ensalzando su generosidad,
es un recién llegado a las clases dirigentes chilenas. La élite empresarial,
política y cultural chilena es una casta estructurada y autoconsciente, que
defiende con fuerza sus privilegios. Los mismos apellidos se encuentran en
todos los intersticios de la sociedad chilena. Larraín, Matte, Piñera, Luksic,
Fabri, Said o, entre otros, Huidobro son frecuentes entre la alta sociedad.
Uno, cuando revisa los consejos de administración de las universidades, las
presidencias de las empresas o los gabinetes ministeriales, tiene la sensación
de estar en un cortijo, donde los puestos están reservados de antemano para
ciertas personas. Puede que esto pase en todos los países, España es un buen
ejemplo, pero aquí tal vez por mi condición de extranjero o por el pequeño
tamaño del país, se nota más.

Un
distintivo de esta élite –una marca de esta clase ociosa, de la que habló con
profusión Veblen– es que, en general, todos cursaron sus estudios
universitarios en la universidades locales, para terminar en haciendo un
postgrado en Europa o los Estados Unidos. Los estudios de economía en Estados
Unidos y de ciencias sociales y humanidades en Europa. Sin el master o el
doctorado en el extranjero es prácticamente imposible encontrar un puesto
decente en la universidad o en la dirección de las empresas.

El caso es
que Farkas visitaba Isla de Pascua y pagaba una vaca a los regatistas, pero la
isla tenía sus propios problemas que el gobierno chileno, y su élite, tampoco
solucionaban. Pongamos un ejemplo: la asistencia hospitalaria. Allí hay un
hospital a base de barracones instalado por el ejército chileno. La situación
anterior mejoró, porque al menos cubre las enfermedades más comunes. Esto es,
no mueres de una apendicitis. Los problemas vienen cuando es algo más grave. Si
el hospital no puede intervenirte, los habitantes de Pascua deben desplazarse a
Chile. En caso de poca gravedad, lo harán en vuelo regular (5 horitas) y si es
más complicado deberá hacerlo en un avión medicalizado. Aquí viene el problema,
según nos contó en la playa una rapanui mientras tomábamos unas cervezas, pues
la asistencia sanitaria chilena no lo cubre. O tienes un buen seguro privado o
lo pasarás mal. (Consejo al turista: llevar un buen seguro privado, no todo es perfecto en el “paraíso”). En todo
caso, lo conveniente sería tener un avión medicalizado permanentemente en la
isla.

Abandonamos
Isla de Pascua con mucho pesar, pues habíamos pasado unos días estupendos en la
misma.



Isla de Pascua (IV)

Viajes Posted on Fri, October 14, 2016 19:46

Unas
palabras sobre los moáis. Estos son las famosas estatuas antropomorfas que se
encuentran diseminadas por toda la isla. Suelen estar situadas en la costa,
mirando hacia el interior. Y los que vi con mayor frecuencia suelen formar
agrupaciones sobre una larga base de piedra. Los moáis son la parte más visible
de los monumentos, que se componen de tres elementos. La base es el llamado
ahu. Sobre la misma se sitúan los moáis propiamente dichos. En la cabeza de los
mismos se situaba un pukao o sombrero de piedra rojiza. Finalmente, los ojos se
solían rellenar con coral blanco para darle sensación de vida al conjunto.

He leído y
escuchado en algunos programas de “misterio y ocultismo” que se desconoce la
utilidad de estas enormes estatuas. No hay tal misterio, son monumentos funerarios.
La base, el ahu, es una gran mastaba en la cual se enterraban los líderes de la
comunidad rapanui. Hay una en especial que suele llamar la atención de estos
programas, porque se compone de grandes piedras de distintos tamaños finamente
encajadas (véase la foto). Parece ser que fue una de los primeros ahu en
construirse y tiene una construcción más “fina” que los posteriores. Además,
recuerda a las construcciones incaicas y algunas del antiguo Egipto. Esto, como
parece lógico, ha dado pie a todo tipo de teorías de extraterrestres. Esta
hipótesis no merece más comentario por
mi parte, sobre todo por la falta de pruebas para sustentarla.

Hay, sin
embargo, un misterio real. Los moáis se construían en una ladera de un volcán
del interior de la isla (se pueden ver varios abandonados a medio construir e
incluso algunos preparados, y también abandonados, para ir a su destino). Eran
enormes y muy pesados. El misterio es como los transportaban hasta su
emplazamiento en la costa. Hay varias hipótesis: trineo de madera, troncos bajo
el moái –el uso de árboles contribuyo, afirman, a la deforestación de la isla y
a la crisis ecológica mencionada antes– y, la más novedosa, caminando. Esto de
caminar es curioso. Según las leyendas, los moáis iban “caminando” hasta el
ahu. Los arqueólogos han comprobado que poseen una base redondeada y que, tal
vez, los antiguos rapanui ataban cuerdas a la cabeza del moáis y con movimiento
de un lado a otro iban haciendo avanzar lentamente la gran estatua como si
anduviese.

La isla cuenta,
además, con dos buenas playas, una abierta al público y otras cerrada, al estar
cerca de un acantilado donde se producen desprendimientos. La gente va a las
dos y, desde mi punto de vista, es mejor la del acantilado. Allí nos bañamos
rodeados de peces de colores. No he visto agua de mar más clara. Un tipo a mi
lado tomo un pez globo entre las manos y luego lo devolvió al agua.

También se
pueden visitar algunas cuevas volcánicas de fácil acceso. Fuimos a ver en una
de las construcciones rapanui una piedra volcánica perfectamente esférica. En
teoría no era de la propia isla. Los
primeros pobladores debieron traerla desde la Polinesia en sus primeros viajes.
Debía tener gran cantidad de metales, pues volvía locas las brújulas situadas
cerca de la esfera. La costumbre era tocarla, pues supuestamente tenía
propiedades curativas generalizadas. Nos dijeron que allí acudía gente de
muchas partes del mundo para poner las manos sobre esa roca.



Isla de Pascua (III)

Viajes Posted on Fri, October 14, 2016 19:39

Para recorrer la isla, alquilamos un pequeño todoterreno:
un Suzuki Jimmy. Resultó muy divertido y fácil de conducir. Además, para viajar
por una isla de apenas 24
kilómetros entre sus puntos más alejados, es más que
suficiente. Es conveniente llevar un 4×4, aunque sea en miniatura como este.
Los caminos fuera de la ciudad son todos de tierra y si llueve, algo frecuente
en ciertas épocas, es fácil quedar enfangado. Los coches de alquiler, además,
son caros y debes alquilarlos sin seguro a costa de una tarjeta de crédito. Si
tienes un accidente, difícil dado el bajo nivel de tráfico de la isla mas no
imposible, la reparación irá a tu costa y no debe ser barata, pues todos
recambios deben venir de Chile.

Es una isla pequeña, con un clima templado aunque no
demasiado caluroso. Damián se quejaba del clima, pues las Canarias eran mucho
más cálidas. La temperatura media es de unos 20ºC. Esta cubierta de un manto
verde y tiene algunos árboles, aunque en general está bastante despejada de
maleza y zonas arboladas. De origen volcánico, la isla tiene tres cráteres
inactivos. En ellos se almacena el agua de lluvia.

La población tiene un origen polinesio. Durante algunos
años hubo polémica, pues también se mantenía su posible origen americano. Thor
Heyerdahl con su famosa expedición Kon-tiki trataba de mostrar la viabilidad de
esta teoría. Sin embargo, los estudios genéticos actuales parecen mostrar que
son polinesios y la verdad es que nada más verlos da esa impresión. Parecen
maoríes. Las mujeres eran muy hermosas de jóvenes y muy gruesas al envejecer.
Los hombres suelen ser musculosos y no engordan tanto con el paso de los años.
Tanto los hombres como las mujeres suelen ser altos.

Nos contaron algunas leyendas sobre el origen de esta
población. Según las mismas, los rapanuis provienen de una tierra lejana que se
hundía en el mar (la posible interpretación podría ser algún tipo de catástrofe
natural en su originaria isla de la Polinesia). Mandaron a siete exploradores
en busca de una nueva tierra y encontraron Rapa Nui. Tras volver con noticias a
la polinesia, condujeron a su pueblo a su actual asentamiento. En el interior
de la isla se encuentran siete moáis, supuestamente construidos para albergar
las tumbas de los siete exploradores. Son los únicos moáis que miran hacia el
mar, porque el resto lo hacen hacia el interior de la isla.

Estos primeros pobladores prosperaron y construyeron una
sociedad jerarquizada. Llegaron a ser unos 10.000 habitantes en un espacio muy
reducido. La consecuencia de esta superpoblación fueron guerras constantes, nos
hablaron incluso de canibalismo, y cambios en la estructura política de la
isla. De esto había leído en un libro de Jared Diamond, Colapso, que explica la debacle en clave ecológica: se superó la
capacidad de carga del territorio.

En clave mítica se habla de una guerra entre dos grupos:
los orejas cortas o clase trabajadora y los orejas largas o clase dirigente.
Los orejas largas dominaban la sociedad y hacían trabajar a los orejas cortas,
entre otras cosas erigiendo los moáis en honor a los dirigentes. Se produjo una
guerra civil, donde se derrocó a los orejas largas. Prueba de ello, se aduce,
es que en los moáis fueron derribados por los propios isleños.

Sea esta explicación real, o se tratase de un proceso
diferente de confusas guerras tribales, el caso es que cambió el tipo de
sistema político y el tipo de monumentos. No se construyeron más moáis (se
dejaron abandonas algunos a media construcción) y se estableció un sistema de
liderazgo anual a través del rito del hombre-pájaro (Tangata manu) realizado en un poblado construido a ese propósito en
lo alto de uno de los volcanes. Con el mismo, accedía a la jefatura el hombre que
pudiese coger el primer huevo de un pájaro. Era una prueba atlética muy
complicada y exigente.

La llegada de los europeos complicó aún más la cosa para
los rapanuis. Trajeron consigo enfermedades que diezmaron su población y
también arribaron barcos esclavistas. Tomaron gran cantidad de rapanuis para
llevarlos a trabajar a Perú. Un repoblamiento posterior y la protección de esta
etnia permitieron aumentar la población hasta llegar a los 2.000 rapanuis que
viven en la isla en la actualidad (acompañados de unos 3.000 habitantes
procedentes en su mayoría de Chile).



Isla de Pascua (II)

Viajes Posted on Fri, October 14, 2016 19:35

Siguiendo
una de las recomendaciones de Damián, fuimos a bucear. La isla es uno de los
mejores lugares del mundo para hacerlo, porque el nivel de plancton es muy bajo
y se tiene una visibilidad magnífica debajo del agua. La idea era hacer un
bautismo, es decir, una pequeña inmersión con bombonas de oxígeno, acompañados
de un buzo experto. Sole, desde el comienzo, se mostró reacia. Pero una vez
allí no pudo con ello.

Al final, me
sumergí sólo con el guía y fue una experiencia interesante pero agotadora.
Realmente no haces un esfuerzo físico grande, pero los nervios unidos a la
necesidad de controlar la respiración en todo momento y la incapacidad de
controlar tus movimientos hacen que todo te resulte muy pesado. Además, el
hecho de estar descomprimiendo la presión sobre los tímpanos todo el tiempo
también resulta muy molesto. Pero, a pesar de todo, disfrute de la inmersión.

Bajamos unos
diez metros, el máximo permitido para la primera experiencia, y permanecimos
una media hora. La verdad, perdí la noción del tiempo, pues me pareció haber
estado menos de cinco minutos. Allí pude ver gran cantidad de peces de colores, y los puede incluso tocar, corales y erizos de mar. El “maestro” me hizo unas
fotos entre la fauna marina.

Descansamos
por la tarde, dando un paseo por Hanga-Roa, y fuimos a cenar. La gastronomía en
la isla está muy bien, sobre todo si te gusta el pescado. Siempre recordaré el
cebiche de atún, aunque también tomamos otros pescados de la zona muy sabrosos.
Uno de los días se lo compramos a unos rapanuis a primera hora de la mañana,
pues salen muy pronto a faenar, sobre la trasera de un pickup. Después los hicimos a la brasa en una de las cuevas de la
isla (lo pudimos hacer gracias a nuestro amigo canario, pues solo los lugareños
pueden hacer fuego). Deliciosos.

Comer y
beber solo tienen un inconveniente en Isla de Pascua: es muy caro. Excepto el
pescado, algo de carne y fruta, todo lo demás es importado desde Chile. Tienen
hasta una cerveza local, de buena calidad, pero como no vi campos de cebada en
la isla he de suponer que o bien importan la materia prima o simplemente es una
cerveza chilena etiquetada para la isla. En todo caso, dormir y comer en Isla
de Pascua es oneroso y merma las reservas del viajero, sobre todo si no tiene
gran capacidad adquisitiva. Además, las tiendas de comestibles también son caras.



Isla de Pascua (I)

Viajes Posted on Fri, October 14, 2016 12:31

Viajé a Isla de Pascua acompañado de mi mujer, que había llegados unos días antes para pasar un par de semanas conmigo. El vuelo a Isla de Pascua es
relativamente largo: unas cinco horas. Pero se hizo breve, ya que fue muy
reposado y además pude ver un par de películas que me interesaban. Recuerdo sobre
todo una de ellas, una película chilena que se estrenó por aquel entonces sobre
la vida de Violeta Parra. No era gran cosa, pero me gustó mucho la
ambientación. Los paisajes desnudos eran media película.

Nos alojamos en unas cabañas regentadas por un canario y
una madrileña en Hanga-Roa, la única población de la isla, llamadas de un modo
poco original: Rapa Nui Aventure. En general, casi todos los alojamientos son
cabañas y hospedajes rurales, si se exceptúan un par de hoteles de lujo. El pueblo,
porque realmente lo es, conserva todo su encanto, ya que el impacto del turismo
es muy reducido. La isla se encuentra protegida por las autoridades y el número
de turistas que llegan cada año es limitado.

El canarión se llamaba Damián. Nos contó su historia, cuanto
menos curiosa. Parece que pasó su infancia en las Canarias, hasta que a los
trece o catorce años trasladaron a su padre a la península. Entonces él, que no
deseaba vivir en ella, inició trámites legales para evitarlo. El juez lo
entrevistó y, finalmente, decidió emanciparle legalmente. Como consecuencia de
ese hecho, volvió a Canarias. Allí, pasando de un trabajo a otro, conoció a un
Rapa-Nui del cual se hizo amigo y le invitó a la isla. Esta le gustó tanto que
decidió afincarse allí. Ahora está integrado y es el único europeo al que
el consejo tribal le ha concedido tierras.

En Isla de Pascua, la tierra es propiedad de sus
habitantes Rapa-Nui, que la distribuyen a razón de una hectárea por familia.
Esta tierra es transmisible de padres a hijos, pero no enajenable fuera de la
comunidad tribal. En consecuencia, si un individuo no deja descendencia, sus
tierras revierten de nuevo en la comunidad. A Damián, le concedieron un lote,
que puede legar a sus hijos, pero en ningún caso vender a un tercero.

Él y su compañera, Sandra, viven de las cabañas y de los
cursos de buceo que imparte. Es decir, el turismo, así como la huerta y los
animales que tienen en la finca, son su principal fuente de ingresos. Eso les
permite llevar una vida modesta, como al resto de habitantes de la isla, pero
sana y, sobre todo, muy relajada. Me confesó una noche que Pascua es uno de los
pocos sitios en el mundo en el cual se puede vivir prácticamente sin trabajar.