La periodista y escritora, de
fama internacional, Arundhati Roy nos deja una colección de artículos
compilados bajo el nombre del más extenso de ellos: “Espectros del capitalismo”.
En ellos desgrana en un tono combativo toda una serie de graves problemas que
sufre la India actual. En esta nación se ocultan importantes violaciones de los
derechos humanos bajo la cobertura de ser la democracia más grande del planeta.
Roy atribuye estas violaciones en gran medida al sistema capitalista.

En este breve volumen desfilan
problemas medioambientales así como guerras soterradas contra los grupos
tribales cuya causa encuentra en las Zonas Económicas Especiales y las grandes
multinacionales indias y extranjeras. Muestra la desigualdad, la pobreza y el
uso sistemático de la violencia por parte de las autoridades contra los
excluidos. También describe la ocupación militar de Cachemira (más de 600.000
soldados son necesarios para “pacificar” la región), los conflictos religiosos,
el fenómeno del terrorismo y la corrupción en el aparato del Estado, en
especial de la administración de justicia. Todo ello contado de un modo ameno y
vibrante.

Quizá el mayor problema del volumen
radica quizá en el foco. En principio el capitalismo es el gran leitmotiv. Sin
embargo, cuando se adentra uno en la lectura de los distintos capítulos
encontramos una colección de “injusticias” que solo en algunas ocasiones pueden
ser atribuidas al sistema capitalista. La India es un enorme país, tanto en
extensión como en volumen poblacional, en el cual abundan los atentados contra
los derechos humanos. Sin embargo, no todas estas violaciones tienen como
epicentro el sistema capitalista. Algunas provienen del sistema de castas (en
sí mismo poco compatible con el capitalismo), otras de conflictos religiosos,
étnicos o de ideologías nacionalistas y algunas son fruto del funcionamiento de
las burocracias estatales. Por la misma regla de tres, el libro podría haberse
titulado: “espectros del sistema de castas”, “espectros del conflicto religioso”
o “espectros del nacionalismo hindú”.

El capitalismo es un sistema económico
de gran complejidad. Presenta luces y sombras, aunque no está claro si a partes
iguales. Ahora bien, creo que no todos los problemas de este mundo le son
atribuibles. Los seres humanos se han matado, violado, torturado y violentado
de múltiples formas sin su concurso a lo largo de la historia. Y temo que lo
seguirán haciendo bajo una economía de corte capitalista o de cualquier otro
tipo. La India, esa gran democracia, tiene graves problemas, pero creo que se
enfocarían mejor analizándolos uno por uno y no englobándolos, como hace
Arundhati Roy, bajo el paraguas del “capitalismo”. No sé si el conflicto de
Cachemira desaparecería si de la noche a la mañana la India se viera libre de
capitalismo. Me inclino más bien a pensar lo contrario.