Acabo de terminar la voluminosa obra de Agustín
Pániker La sociedad de castas
(Barcelona, Kairós, 2004). En este caso se trata de un análisis de la verdadera
casta, no del uso popularizado por un nuevo partido político del término casta.
Es uno de los sistemas sociales más singulares del planeta. Esto ha hecho que
diversos científicos sociales, sobre todo antropólogos, historiadores y
sociólogos, le prestasen especial atención. Pese a lo cual , como reconoce Pániker,
no existen demasiadas obras en nuestro idioma sobre el tema. Por ello,
bienvenido sea un libro como este.

Lo más interesante de la obra, a mi modo de ver, es
como el autor intenta diferenciar el concepto de casta del de clase social.
Esta última se encuentra presente en la India fruto de la introducción de un
sistema de producción capitalista durante el gobierno colonial inglés. Antes,
el sistema de casta se organizaba a través de un sistema como el jajmānī que organizaba la sociedad como
un entramado de castas interdependientes ajenas al mercado. Dicho con sus
palabras: “El sistema es no capitalista y no competitivo. (…) En este sistema
virtualmente no hay mercado. Nadie paga ni vende, sino que todo se intercambia”
(p. 146). Hoy, sin embargo, este tipo de organización socioeconómica se
encuentra en disolución. Esto no significa, afirma, que la casta esté
desapareciendo, pero sí que el “sistema de castas” como grupo endogámico (jāti) y organización socioeconómica
global retrocede y que avanza la casta como
grupo cultural (samāg) dentro de un
sistema socioeconómico competitivo y centrado en el mercado. Esta descripción
es puramente sociológica y recuerda, en muchos sentidos, a la que hicieron los
primeros sociólogos de los inicios del capitalismo en Europa.

Destaca también por entender la cultura como una
parte del sistema social y por no considerarla como la explicación última del
sistema de castas. La religión puede justificar el sistema, pero los actores no
son idiotas culturales. Así, “si uno pregunta a un hindú de a pie acerca de la doctrina
del karma, lo más probable es que
entre en crasa contradicción con los postulados clásicos. No es que los
desconozca, pero no les presta mucha atención y tiende a ver los sucesos de su
vida como consecuencias de acciones cometidas en esta vida” (p. 191). El sistema ideológico, claro está, es
importante, pero no sirve para explicar todo el sistema de castas. Esta es un
entramado de relaciones políticas, económicas, sociales y culturales que se
influyen mutuamente y en diferente grado en una India compleja y diversa.

Resulta significativo también el peso que se le da
a la política y al interés en la descripción de las relaciones entre castas. En
concreto, las castas bajas, en especial los dalit,
no son presentadas como castas sufrientes y alienadas. Son, en líneas
generales, conscientes de su opresión y que ésta no tiene mucho que ver con su legitimación
ideológico-religiosa. De hecho, tratan de “hacer política” para mejorar su
situación, bien sea dentro de la lógica del sistema mediante la sanscritización
o fuera de él mediante asociaciones o partidos políticos.

Pániker mantiene que la incorporación de la India a
la corriente capitalista global está debilitando la casta, aunque en el corto
plazo pueda parecer que se refuerza. Aparecen nuevas clases sociales, en
especial una upper middle class
urbana, individualista y competitiva que trastocan el sistema de clases. “El
capitalismo ha transforamdo profundamente esta sociedad. En este sentido, la clase
media india replica los mismos esquemas que otras clases medias del mundo. Su
escala de valores está mucho más anclada en el nuevo lenguaje del provecho que
no en la ideología de la pureza” (p. 628). Y, pese a ello, es capaz de retener
viejos prejuicios de casta y defender su religión y cultura.

El libro está escribo en un tono divulgativo y pese
a la temática se lee de corrido. Sin embargo, a veces existen algunas
imperfecciones en la expresión. Por ejemplo cuando dice: “Pueden ser tenderos,
astrofísicos, labriegos, enfermeras… Etcétera” (p. 271). O “…” o “etcétera”.
Supongo que estos pequeños errores, que todos cometemos, serán corregidos si la
obra conoce una segunda edición, cosa de esperar.

Es, en definitiva, una gran obra que nos acerca a
la realidad de la casta y a las transformaciones contemporáneas de un sistema
de estratificación que afectan a millones de personas en nuestro
planeta.